Llevaba toda la vida enamorado de ella. Cierto es que la
vida en una lata es de unos tres meses, pero bueno, para nosotras, toda una vida. Lo veías ahí, tan hombretón, tan viril, la imagen misma del macho, pelo en pecho incluido. Al ver que su musa no le hacía ni caso, se fue armando hasta los dientes. Un día el pobrecillo lloriqueaba en una esquina de la lata. En la otra, ella, con la falda al viento, y un séquito de admiradores
piropeándola sin parar. Pero en esta lata de mitos del cine, hay uno con una sensibilidad especial. Ya harto de ver como el pobre se hundía en su soledad le dijo: “Mira Rambo, aprende de mi. Ahora lo que se lleva es el look intelectual: corbata, gafitas, traje. ¡Estás trasnochado tío! Las galletas mueren por mi. Deshazte de ese fusil. Depílate el pecho. ¡Necesitas un cambio de imagen!”. Así que, gracias a las indicaciones de Cookie Potter, Rambo se ha pasado a la lata de dermoestética. A ver si a la vuelta Marylin se digna a mirarle.
vida en una lata es de unos tres meses, pero bueno, para nosotras, toda una vida. Lo veías ahí, tan hombretón, tan viril, la imagen misma del macho, pelo en pecho incluido. Al ver que su musa no le hacía ni caso, se fue armando hasta los dientes. Un día el pobrecillo lloriqueaba en una esquina de la lata. En la otra, ella, con la falda al viento, y un séquito de admiradores
piropeándola sin parar. Pero en esta lata de mitos del cine, hay uno con una sensibilidad especial. Ya harto de ver como el pobre se hundía en su soledad le dijo: “Mira Rambo, aprende de mi. Ahora lo que se lleva es el look intelectual: corbata, gafitas, traje. ¡Estás trasnochado tío! Las galletas mueren por mi. Deshazte de ese fusil. Depílate el pecho. ¡Necesitas un cambio de imagen!”. Así que, gracias a las indicaciones de Cookie Potter, Rambo se ha pasado a la lata de dermoestética. A ver si a la vuelta Marylin se digna a mirarle.
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