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martes, 27 de septiembre de 2011

DÍA 3 - ESOS PEQUEÑOS HUMANOS

Un nuevo humano ha entrado en nuestras vidas.

Estamos todas temblando. Hasta ahora lo veíamos en brazos de su madre, cada vez que habría el cajón. Era regordete,
Seleccionando sus "víctimas"
tierno, apacible…pero esta mañana, así, de golpe y mucho antes de lo habitual, el cajón se ha abierto con gran estruendo. Su manita ha abierto todas las cajas, latas y paquetes que encontraba con gran rapidez. Todo se lo metía a la boca e igual de rápido lo escupía y tiraba a un lado. Las pobres magdalenas han tenido un triste final. Desmigajadas en mil pedazos han acabado esparcidas entre el suelo y cada rendija de la cocina.
El pequeño humano en acción


Cuando hemos visto que ese, ¿cómo llamarlo? ¿tentáculo carnoso? ¿bracito ejecutor?,  se aproximaba enérgica y decididamente hacia nosotras nos hemos puesto a temblar. Nos hubiésemos abrazado de haber sido humanas. La primera hermana que ha cogido ha sido un alegre osito de mantequilla con un lacito rojo al cuello. El pobre se ha despedido justo al entrar en su boca babosa, temiéndose ser arrojada contra el suelo como el resto. Pero, para gran regocijo de todas nosotras, las galletas
Disponiéndose a atacar de nuevo
artesanales, el pequeño humano ha comenzado a gorgojear, y entre grititos y risas se ha zampado al hermano osito en un abrir y cerrar de ojos. Tras el osito han desaparecido rápidamente en su manita y en su babeante boca un pato con calcetines y chistera, un hombrecillo de jengibre con las piernas de chocolate y una gran sonrisa y… cuando por fin!,
iba a ser yo la elegida, cuando ya estaba en su manita, deseando ser engullida con el mismo placer que lo habían sido mis hermanas…su madre me ha arrebatado de sus manos y con un “¡ni una más, que al final te vas a poner malito!”, me ha devuelto a la caja de lata y ha cerrado el cajón con fuerza. Tras esto hemos sentido un fuerte forcejeo. Parece ser que el pequeño humano se resistía y quería volver a deleitarse con nuestro exquisito gusto y textura, pero esa madre…nuestra mentora, guardia y custodia se lo ha impedido.
Único final temido por una galleta

Ahora somos un poco más felices, esperando a que nuestro pequeño nuevo humano consiga burlar la vigilancia del cajón.




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